¿Alguna vez te detuviste a pensar cuánto dinero se va en la factura de la luz o el gas solo por cocinar? Es una pregunta que muchos se hacen, pero pocos encuentran la respuesta.
La cocina es, sin duda, el corazón de la casa, pero también puede ser un gran centro de consumo energético.
Desde encender el horno para un asado hasta hervir agua en una hornalla, cada acción tiene un costo. Y si sumamos todos esos pequeños gastos, el resultado al final del mes puede ser una sorpresa desagradable.
No te preocupes, no es necesario dejar de cocinar tus platos favoritos para ahorrar. El secreto no está en el sacrificio, sino en la inteligencia.
Conocer la diferencia entre el consumo de energía de tus electrodomésticos y saber cuándo y cómo usarlos puede marcar una gran diferencia.
En este artículo, vamos a descubrir cómo hacer de tu cocina un lugar más eficiente y amigable con tu bolsillo. Prepárate para aprender, cambiar algunos hábitos y ver cómo tu factura de energía comienza a bajar.

Hornallas vs. Horno: Entendiendo el Consumo
Para empezar a ahorrar, necesitamos entender a nuestros «enemigos» principales. ¿Qué gasta más energía, una hornalla o el horno? La respuesta, en la mayoría de los casos, es el horno.
Mientras una hornalla calienta directamente un área específica, el horno necesita calentar todo un espacio cerrado a una temperatura alta y constante. Esto no solo requiere más energía, sino que también tarda más en alcanzar el punto de calor deseado.
Las hornallas, por otro lado, son más eficientes para tareas rápidas como hervir, saltear o freír. El calor se transfiere directamente al recipiente, lo que reduce la pérdida de energía. Sin embargo, no todas las hornallas son iguales.
Las de gas consumen menos que las eléctricas, especialmente las de resistencia. Entender esta dinámica es el primer paso para dominar el arte de cocinar y ahorrar energía. No se trata de demonizar el horno, sino de usarlo con un propósito y estrategia clara.
El Secreto del Orden: Cocinar y Ahorrar al Mismo Tiempo
La clave para una cocina eficiente está en la planificación y el orden. Aquí te presentamos estrategias prácticas para reducir tu consumo sin sacrificar el sabor.
- Estrategia 1: Prepara los ingredientes primero – Antes de encender cualquier cosa, ten todos tus ingredientes listos: picados, medidos y organizados. Esta simple práctica, conocida como mise en place, no solo te ahorra tiempo, sino que evita que mantengas las hornallas encendidas por más tiempo del necesario mientras buscas un ingrediente o cortas verduras.
- Estrategia 2: Prioriza las hornallas siempre que puedas – Para la mayoría de las preparaciones diarias, como guisos, sopas o pastas, las hornallas son tu mejor opción. Son más rápidas y gastan menos. Cuando tienes que usar ambas, la regla de oro es hacer lo máximo posible en las hornallas antes de que el horno entre en juego. Por ejemplo, si vas a hacer una lasaña, cocina la salsa en la hornalla y solo usa el horno para gratinar.
- Estrategia 3: Horno, úsalo con inteligencia – El horno no debe ser un recurso de «todo o nada». Úsalo para platos que realmente lo necesiten, como pasteles, panes o asados grandes.
- El mejor momento para encenderlo: Enciéndelo solo cuando vayas a usarlo. No lo precalientes con media hora de anticipación si no es estrictamente necesario.
- Aprovecha el calor residual: Cuando termines de cocinar, el horno sigue caliente por un buen rato. Aprovecha ese calor para calentar un pan, tostar unas semillas o incluso terminar de cocer un plato que necesite un calor suave.
- Cocina varios platos a la vez: Si vas a encender el horno para un asado, aprovecha para hornear unas papas, unas verduras o incluso un postre. De esta forma, maximizas el consumo de energía y evitas tener que encenderlo varias veces.
Consejos Adicionales para una Cocina Eficiente
El ahorro no se detiene en el uso del horno y las hornallas. Pequeños hábitos pueden hacer una gran diferencia.
- Utensilios de cocina que te ayudan a ahorrar: Usa ollas y sartenes del tamaño adecuado para cada hornalla. Una olla pequeña en una hornalla grande desperdicia calor. Además, los materiales como el acero inoxidable o el aluminio conducen el calor de manera más eficiente.
- Tapa las ollas y sartenes: Cubrir tus recipientes evita que el calor se escape. Esto hace que la comida se cocine más rápido, reduciendo el tiempo y el consumo de energía.
- Descongela los alimentos correctamente: Descongela los alimentos en el refrigerador o a temperatura ambiente, no en el microondas. La energía usada para descongelar es energía que podrías ahorrar.
- Limpieza y mantenimiento: Un horno limpio es un horno más eficiente. La suciedad y la grasa pueden interferir en la distribución del calor. Mantener tus electrodomésticos en buen estado garantiza que funcionen con el máximo rendimiento.
Tu Plan de Ahorro en 3 Pasos
- Analiza tus hábitos: Durante una semana, presta atención a cómo usas tus electrodomésticos. ¿Enciendes el horno para un solo plato pequeño? ¿Mantienes la hornalla encendida mientras cortas los ingredientes?
- Aplica los consejos: Empieza a implementar las estrategias que aprendiste aquí. No necesitas hacer todo de golpe. Empieza con un hábito a la vez.
- Mide tus resultados: Al final del mes, compara tu factura de energía con la de meses anteriores. Te sorprenderás al ver el impacto de pequeños cambios en tu rutina.
Cocinar debe ser un acto de creatividad y disfrute, no una preocupación por el dinero. Al aplicar estas estrategias simples pero poderosas, no solo estarás reduciendo tus gastos, sino también contribuyendo a un consumo más sostenible. Recuerda que cocinar y ahorrar energía es un hábito que se construye día a día.

Marcell es el creador de Maxlumio. Comparte consejos fáciles y prácticos para ayudar a familias y pequeños emprendedores a ahorrar energía y reducir la factura de luz.